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Cerró 2016 con pérdidas por primera vez en dos décadas. La ganancia de la estatal cayó casi 80% en la primera parte del año y su facturación por venta de crudo bajó más del 14%. La firma redujo su nivel de inversiones casi un 20% y evalúa desprenderse de su participación en Profertil y Metrogas

Como nunca antes en dos décadas, el símbolo estatal de la Argentina petrolera atraviesa uno de sus momentos más complejos, tanto en términos operativos como económicos.

A tono con una etapa de sinceramiento, replanteos y redefiniciones -que comenzó cuando Cambiemos asumió la gestión-, YPF comunicó al mercado otra decisión con sabor amargo.

Concretamente, le notificó que postergará el pago de dividendos. Como era de prever, la noticia generó sorpresa y dio lugar a una brusca caída del precio de la acción.

Dentro de la compañía señalan que responde a una maniobra técnica y no a un síntoma de debilidad financiera. Sin embargo, esta explicación no alcanza para disminuir la preocupación de muchos inversores.

Más aun, agrega otra dosis de incertidumbre a un dato que ya los tomó por sorpresa con anterioridad: en lo que va del año, las ganancias de YPF se desplomaron 80% respecto a las de 2016.

A estas dos noticias, hay que adicionarle otra, que deja en clara evidencia el cambio de rumbo: la intención de la cúpula directiva de desprenderse de parte del capital accionario de empresas subsidiarias, tales como Profertil y Metrogas.

“Hoy la compañía no puede darse el lujo de incursionar o permanecer en negocios que no le aseguren caja inmediata”, afirma una fuente muy cercana al directorio de la estatal.

“Además, su nivel de endeudamiento es tal que le impide aventurarse en otros segmentos, como lo venía haciendo. Sin socios y con el cuadro financiero heredado, sólo le queda remitirse a un planteo conservador”, añade.

En vistas a ese objetivo, la estatal acordó con la estadounidense General Electric un lapso de 30 días para negociar, de manera exclusiva, la venta del 49% de YPF Energía Eléctrica (YPF-EE).

Se trata de la tercera operadora eléctrica local,con presencia en el norte y sur de la Argentina. No obstante, a ojos de los directores de la petrolera, es una empresa que sólo podrá ampliar sus operaciones si consigue el financiamiento de un socio.

“La compañía tiene proyectos en marcha en energía eléctrica por u$s500 millones, fondeados por la propia YPF. Lo que se está haciendo ahora es buscar un socio estratégico que haga crecer esa unidad de negocios”, señalan fuentes de la estatal.

“La intención, en principio, es no ceder el control de la compañía y permitir el ingreso de otro player para ver, de este modo, si se logra una mejora”, completan.

Allegados a la alta cúpula directiva van más allá y aseguran que hoy día la única manera de recapitalizar YPF es desprendiéndose de activos no vinculados con su core business (negocio pricincipal), que es la búsqueda y extracción de petróleo y la venta de combustibles.

La fuente consultada recuerda otro dato que inquieta a más de uno: “El nivel de deuda supera con comodidad los u$s7.000 millones”. Esto obliga a la estatal a no derivar fondos al desarrollo de otros rubros.

“En la plaza bursátil, el valor de mercado ronda los u$s8.000 millones, y eso hace que no se pueda elevar aún más el endeudamiento”, especifica la fuente en estricto off the récord.

Además, anticipa los próximos pasos de la compañía: “Hasta que no esté normalizada la situación económica y financiera, prevalecerá la búsqueda de socios y la salida de todas aquellas actividades que no hagan al objeto principal o que no resulten convenientes”.

En torno al directorio, no faltan quienes alegan que esos buenos resultados que fueran largamente promocionados por el kirchnerismo no han sido más que “artilugios contables”, “dibujos” o “datos inflados”.

Además, especifican que los números en rojo del último balance (el primero luego de muchos años con cifras positivas) se deben a una decisión tomada por la actual cúpula.

Concretamente, a la sincerar los números de la firma y a mandar a pérdida una cifra millonaria que la gestión K mantenía como parte del activo (como por ejemplo en el rubro intangibles).

Por ahora, nada de dividendos

Prueba de los tiempos complicados que enfrenta, el lunes por la mañana YPF sacudió la modorra de los mercados al informar que prorrogaba la fecha del pago de dividendos.

“El Directorio (…) ha considerado prudente dejar sin efecto su decisión sobre dividendos del 8 de junio de 2017(…)”, indicó la firma en un comunicado.

“Al 30 de junio, la Sociedad contaba con una posición de caja y equivalentes por unos $23.000 millones, amplia liquidez y solidez para afrontar el pago del dividendo de $716 millones sin ninguna dificultad”, completó.

Tras la noticia, un funcionario cercano a YPF afirma: “Los últimos resultados negativos motivaron el diferimiento del pago, para evaluar la situación de quienes tienen obligaciones negociables (ON) de la empresa”.

Más allá de esta explicación, los operadores en la City aseguran que esta interrupción responde a la intención de la estatal de “cuidar la caja” mientras sigue a la espera de que el Gobierno dé luz verde a los nuevos incrementos en combustibles.

“Si no hay aumentos en los precios de las naftas, YPF no recauda. Hoy lo que consigue por exportación de crudo es prácticamente simbólico”, revela un ex secretario de Energía de la Nación.

Números en rojo

La compañía presentó en mayo resultados que dejaron en evidencia un 2016 y un arranque de 2017 para el olvido:

– La ganancia cayó casi 80% en la primera parte del año respecto de igual período del ejercicio anterior

– En el primer trimestre de 2017, su utilidad neta fue de apenas $192 millones

– Reconoció una caída de casi el 15% en sus ingresos en dólares por venta de crudo

– Su nivel de inversiones descendió prácticamente un 20% en 2017

– La producción total también fue hacia abajo y la del crudo, en particular, se redujo 6%

Estos indicadores van en línea con lo expuesto por YPF en marzo, cuando informó que el ejercicio 2016 cerró con pérdidas por primera vez en dos décadas.

Desde entonces, arrastra un deterioro en el valor de sus activos, costos en alza y, como si esto fuese poco, sufre por la baja cotización del barril a nivel internacional.

Más cifras que exponen la compleja situación que atraviesa:

– En su rol de productor, concluyó el ejercicio anterior con pérdidas del orden de los $27.000 millones

– El único segmento de negocios que le acercó resultados positivos fue el de venta de naftas: cerca de $3.000 millones, aun con caída de demanda

“Para acomodar la caja no queda otra que esperar el aumento de los combustibles. Hoy día, todas las petroleras dependen de este ingreso, por cómo están la situación en el contexto internacional”, señala un director de la estatal que pide no ser mencionado.

Para sus autoridades, el panorama de YPF recién se estabilizará cuando se incremente el precio del crudo y bajen algunos costos como los de extracción.

Si bien sus ejecutivos no lo dicen abiertamente, el primer ítem sólo se logrará profundizando la estrategia de achicar algunas inversiones, algo que la petrolera ya reconoce en sus números.

Una muestra de esto puede ubicarse en Santa Cruz, provincia que en el último año sufrió el parate de equipos de perforación y la suspensión de cientos de operarios.

Activos en revisión

La estrategia de la estatal para hacer frente a la delicada situación se complementa con la venta de su participación accionaria en distintas firmas.
En virtud de ello, YPF dejó bajo potestad de Daniel González Casartelli, su director financiero, la forma en que llevará a cabo la salida de Metrogas y Profertil.

La desinversión en la distribuidora implicará la pérdida de una posición clave en el negocio del gas domiciliario, ya que cuenta con más de 2,2 millones de clientes en Capital Federal y el conurbano.

En la actualidad, YPF posee el 70% de las acciones de Gas Argentino (GASA), la controlante de Metrogas.

En cuanto a Profertil, se trata de la mayor productora de fertilizantes de la Argentina.

La petrolera comparte con Agrium el paquete accionario de esta reconocida firma de insumos para el agro. Su salida tendrá lugar antes de que concluya 2017.

“No se puede atender tantos frentes a la vez. De ahí la decisión de apuntarle al core business y salir de otros rubros”, afirma un ejecutivo cercano al directorio.

“Sincerar el balance nos llevó a esta situación. De ahora en más, lo que queda es esperar una recuperación plena. Si esto sucede, cuidar la caja dejará de ser el tema prioritario”, concluye.

En el macrismo, de algo están seguros: el ultrapromocionado éxito de YPF en los años del kirchnerismo no fue más que un espejismo.

Alegan que, tal como viene ocurriendo con la economía, sincerar los números y el balance de la compañía exige atravesar una dura etapa.

Los inversores ya tomaron nota. Aquellos que piensan que hay “rojo” para rato, se desprenden de las acciones.

Los que creen que la petrolera saldrá fortalecida luego de este “plan de sinceramiento”, mantienen o refuerzan posiciones.

Incluso, sin la alegría que generaría el cobro de dividendos.

Por Patricio Eleisegui
IProfesional