Los gremialistas del sector se muestran alertas por los recortes de las empresas. Se espera algún repunto luego de los acuerdos que flexibilizaron las condiciones laborales.
El empleo sigue mostrando señales negativas en la industria petrolera. Entre Santa Cruz, Chubut y Neuquén se calculan de 5.000 a 6.000 suspensiones y unos 6.000 despidos en el sector.
Según datos del Ministerio del Trabajo de la Nación, sólo en Neuquén se perdieron en 2016 unos 1.600 empleos que estaban directa o indirectamente vinculados a la producción y exploración de combustibles.
Las Cámaras de Servicios Empresariales neuquinas coinciden con este número. Aseguran que es una consecuencia de los recortes realizados por empresas que debieron ajustar sus planteles por la baja en la actividad. Se trataba de trabajos tanto en pozos como en oficinas administrativas. Otros 1.500 operarios todavía se encuentran cobrando pensiones que representan un 30% de su anterior salario a la espera de que vuelvan las inversiones.
De acuerdo al informe “Explotación de minas y canteras”, durante 2016 el petróleo y el gas perdieron unos 6.000 puestos de trabajo en las principales cuencas del país. En Chubut se vive el caso más dramático, con 3.700 operarios en “estado de latencia” y un número indeterminado de despedidos, pero que algunos cifran en no menos de 1.000 casos entre fines del 2015 y 2016.
Con la caída del precio del barril, de US$ 100 a 46, YPF inició un recorte de hasta el 30% en sus contratos, que se profundizó a lo largo del año pasado. En ese duro 2016, 44 equipos de perforación y explotación dejaron de funcionar en Neuquén ocasionando unos 1.000 desocupados sólo en pozos.
La semana pasada, Guillermo Pereyra, secretario gremial de petroleros, adelantó que a fines este año se podrán en marcha 15 equipos en la Cuenca Neuquina que albergarán a unos 1000 trabajadores. Pero también aclaró que estos puestos serán cubiertos por aquellos que hoy se encuentran en un régimen de emergencia.
Los gremios petroleros de Chubut y Neuquén firmaron un convenio con el Ministerio de Energía, conducido Juan José Aranguren, para flexibilizar las relaciones laborales. En el acuerdo se dejan sin efecto las horas “taxi” (tiempo de transporte entre los hogares y los pozos que engrosaban los salarios) y se establecen condiciones de productividad que aminoren los permisos de parte de los trabajadores. Las empresas se quejaron de que deben pagar más dinero por los constantes reemplazos que provocan la inasistencias.
En Santa Cruz, sin embargo, el secretario general del sindicato, Claudio Vidal, advirtió que no acatará las condiciones planteadas por el ministerio. De paso, aseguró que en Chubut habría una “rebelión de petroleros que no aceptan lo que firmó la conducción gremial”. “No vamos a permitir que quieran sacarle la plata al trabajador para dársela a los empresarios”, remató.
A principios de este mes, alrededor de 100 ex operarios de las firmas OPS y SP (Servicios Petroleros Argentina) bloquearon la ruta de ingreso a Rincón de los Sauces impidiendo el tránsito de los camiones con crudo hacia las refinerías de Mendoza. A los trabajadores se unieron sus familiares y vecinos generando un piquete de más de 500 personas.
Este centenar representa una parte de los 400 que quedaron en la calle cuando ambas empresas de servicios perdieron un contrato clave con YPF a mediados del 2015 y decidieron cerrar sus operaciones en Rincón de los Sauces. Los otros 300 fueron absorbidos por la industria.
En marzo de este año SP sumó otras 254 suspensiones en Chubut como parte de un plan general de achique.
Clarín
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